jueves. 25.04.2024

Este miércoles, a partir de las 10 de la mañana, comienzan a escribirse las últimas líneas del capítulo más polémico de la política murciana. Un final que tendrá su epilogo este jueves tras las votaciones de la moción de censura de Murcia, que ha provocado un seísmo de incalculables dimensiones y que ha dinamitado la política española tal como la conocíamos.

 

Este miércoles, Ana Martínez Vidal (Cs), promotora de la moción junto con Diego Conesa y su grupo parlamentario socialista, presentará ante la cámara los motivos que encuentra para mandar a casa al actual jefe del Ejecutivo, así como el programa con el que aspira a gobernar esta comunidad autónoma hasta el año 2023, derrocando al que hasta la semana pasada era su socio, Fernando López Miras, que se sintió “traicionado” por el ahora desguazado partido naranja.

 

Y es que, durante los últimos siete días y tras varios giros de guion, el partido que propuso el cambio ha visto como la escasa cohesión interna le costaba cuatro de sus seis parlamentarios: tres de ellos (Isabel Franco, Valle Miguélez y Paco Álvarez) tardaron menos de 48 horas en anunciar que pasaban a las filas del presidente. El cuarto, Alberto Castillo, también ha dejado bastante claro que su voto más probable será la abstención. Así, sólo Juanjo Molina permanece fiel junto a Martínez Vidal.

 

Por el camino, a lo largo de los días, han ido cayendo las fichas de dominó: para salvaguardar Madrid y no correr el mismo riesgo que en Murcia, la presidenta Díaz Ayuso decidió anticipar las elecciones en su comunidad, lo que a su vez ha provocado que Pablo Iglesias se lance al ruedo de las autonómicas de la capital. La situación generada ha sido una bomba atómica en el seno de Ciudadanos, partido que queda en estado crítico ante la errática gestión de la catarata de acontecimientos, y del que ya huyen varios de sus pesos pesados.

 

 

Ante un panorama cada vez más adverso, los tres exdiputados de Vox (Maribel Campuzano, Juan José Liarte y Francisco José Carrera) que fueron expulsados en su día de la formación, se han convertido en la última esperanza de la aspirante a presidenta. Las conversaciones han sido constantes durante este martes, y, pese a que se les han ofrecido concesiones que en otro contexto parecerían impensables (máxime porque al lado de Cs se alinean el PSOE y Podemos), estos diputados parecen dispuestos a mantener la emoción hasta el último minuto.

 

Y para ponerle a Martínez Vidal las cosas si cabe aun más complicadas, Pablo Iglesias, líder de Podemos, que cuenta con dos escaños en la Asamblea cuyo voto es imprescindible para que salga adelante la moción de censura, prohibió este martes a sus representantes que la apoyaran si los de Vox finalmente lo hacían. Iglesias se ha presentado a sí mismo como la última esperanza para librar a Madrid de la ‘extrema derecha’, y arrancar la campaña uniendo sus votos a los de su némesis sería una incoherencia difícilmente explicable y una carga de munición demasiado tentadora para sus adversarios.

 

Así las cosas, y aunque no es descartable un nuevo giro de los acontecimientos, todo hace pensar que el terreno se le ha puesto demasiado empinado a Martínez Vidal y la moción parece abocada al fracaso. Pero nada estará cerrado hasta que el jueves, tras la confrontación parlamentaria, se cuenten los votos que se emitirán nominalmente, pues las negociaciones se mantendrán mientras haya posibilidades y las líneas rojas que hasta hace unos días delimitaban las infranqueables fronteras ideológicas no se están teniendo en cuenta en esta carrera contra el reloj… y contra López Miras.

Moción de censura: arranca la cuenta atrás