Columbares y la Junta de Cabezo de Torres promueven el consumo de proximidad y de temporada
En la jornada, que tendrá lugar el 11 de noviembre en la plaza de abastos de Cabezo de Torres, aprenderán actos tan simples como comprar variedades de frutas y verduras locales y de temporada, carnes y productos lácteos de razas autóctonas y pescado de nuestro litoral capturado con artes de pesca artesanales que no dañan el fondo marino, contribuyen a conservar nuestra riqueza de especies y nuestra gastronomía, al tiempo que tienen un beneficio para el medio ambiente y para nuestros agricultores, ganaderos y pescadores.
DIVERSIDAD DE VARIEDADES. La Región de Murcia presenta una alta diversidad de vegetales comestibles, con un total de 453 variedades caracterizadas entre hortalizas, leguminosas, cereales y frutales (según datos de 2008 del Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA), siendo la comarca con mayor riqueza la huerta de Murcia. Sin embargo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), durante el siglo XX han desaparecido el 75% de las variedades tradicionales utilizadas en la agricultura a nivel mundial. La principal causa de esta trágica pérdida ha sido la sustitución de variedades locales por las “mejoradas”.
De igual forma, el uso de variedades ganaderas más productivas o de crecimiento más rápido que se ha impuesto en las últimas décadas, ha puesto en peligro a las razas autóctonas ganaderas de la Región de Murcia, como el chato murciano, la cabra murciano-granadina, la oveja segureña o la gallina murciana, entre otras.
En cuanto a los peces, el Mediterráneo alberga también una alta diversidad. Sin embargo, actualmente tres cuartas partes de los océanos se considera que están sobreexplotados. Esto se debe en buena medida a la utilización masiva de artes de pesca poco selectivas, como el arrastre, que conllevan un elevado porcentaje de descartes (en torno al 40%).
Buena parte de esta diversidad agroganadera y pesquera aún puede observarse en los mercados municipales, que se configuran como reservorios de biodiversidad, promueven un consumo de proximidad y favorecen la economía local.