jueves. 28.03.2024

El Banco de España calcula que el crecimiento económico se situará en torno al 2% en 2023, por encima del 1,6% que preveía en marzo y más cerca del 2,1% que mantiene el Gobierno, debido a que la actividad se ha mostrado "más resistente" y a las señales "de un renovado dinamismo" en los primeros meses del año.

Esta es una de las conclusiones del informe anual de la entidad, publicado este miércoles, en el que se detalla que en ese avance esperado del PIB contribuyen factores como la moderación de la inflación, la desaparición de las disrupciones en las cadenas productivas globales y el despliegue de los fondos europeos.

La reapertura de la economía, las medidas de apoyo desplegadas por las autoridades, el dinamismo del mercado de trabajo y el buen comportamiento del sector exterior son otros de los elementos en los que se ha apoyado la resistencia de la actividad económica, según ha explicado el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán.

Ha añadido que el PIB español prácticamente ha recuperado su nivel prepandemia en "términos cualitativos", ya que se sitúa tan solo 0,2 puntos porcentuales por debajo, aunque ha reconocido que el consumo privado y la inversión "todavía permanecen por debajo de sus niveles" de 2019.

Por ramas, "la agricultura y los servicios ya han recuperado la actividad previa, al contrario que la industria y la construcción"; mientras que las previsiones de evolución de la actividad en el horizonte 2023-2025 anticipan un cierre gradual de la brecha existente tras la pandemia entre el PIB español y el del área del euro.

El Banco de España insiste en su informe en la "elevada y persistente" incertidumbre en la que se elaboran estas previsiones y apunta a riesgos como "la posibilidad de que se produzcan nuevos episodios de inestabilidad geopolítica global" o "nuevas alzas de los precios de la energía".

Otro de los riesgos está en las posibles tensiones financieras que puedan derivarse del endurecimiento de la política monetaria, un proceso "muy rápido, intenso y sincronizado a escala global".

Gavilán ha señalado que, aunque las presiones inflacionistas se están moderando y el pico del episodio "parece haber quedado atrás", la inflación subyacente y la de los alimentos "muestran todavía una elevada resistencia a la baja".

Sobre este asunto, el informe indica que "una proporción muy elevada de productos siguen mostrando tasas de inflación muy altas" y, de hecho, detallan que un 45% de las 129 subclases del índice armonizado de precios de consumo (IAPC), sin energía ni alimentos frescos, "presentan tasas de inflación superiores al 4%".

Respecto a los precios de la alimentación, todo indica que el pico está "cerca", pero ha reconocido que hay factores como la sequía que pueden afectar a la oferta.

Preguntado por el acuerdo alcanzado por los agentes sociales para subir salarios un 4% este año y un 3% los dos siguientes, Gavilán ha dicho que parece ir en la dirección defendida por la entidad "de repartir pérdidas" para reducir el riesgo de efectos de segunda ronda que alimenten la inflación.

El Banco de España incide en que las medidas aprobadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis energética y al episodio inflacionista "no han sido inútiles", pero sí "demasiado generales y demasiado costosas".

La entidad apuesta por propuestas "focalizadas en los más vulnerables, temporales y que eviten distorsiones en los precios"; y han reconocido que sí se ha conseguido "parar el golpe", reducir la inflación y estimular la actividad, pero esto mismo se podría haber conseguido "con un impacto fiscal menor".

El informe reconoce que todas las medidas en conjunto han permitido reducir la inflación en 2,3 puntos porcentuales en 2022, en tanto que han contribuido al crecimiento del PIB en 1,1 puntos, si bien señala que su expiración prevista a lo largo de este año tendrá un efecto negativo sobre el PIB en 2024 y sobre la inflación en 2023 y 2024. 

El Banco de España espera un crecimiento de la economía cercano al 2% este año