martes. 03.12.2024
ENTREVISTA MD

Estudio Brava, arquitectura 'made in Cartagena' que llega hasta EEUU

Estudio Brava es un “pequeño e inconformista" despacho de arquitectura con sede en Cartagena que nació en 2014 de la mano de David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, quienes tras una larga experiencia en Estados Unidos han sido contratados para dar clase en la Universidad de Texas A&M, como han contado en una entrevista para nuestro periódico.

David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, fundadores de Estudio Brava.
David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, fundadores de Estudio Brava. (Estudio Brava)

Estudio Brava es un “pequeño e inconformista" despacho de arquitectura con sede en Cartagena que busca diseñar nuevas oportunidades para mejorar nuestro día a día.

Nació en 2014 de la mano de David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, quienes tras haber estado por todo el mundo se asentaron en Cartagena para embarcarse en este proyecto, que entiende la arquitectura como “una disciplina capaz de dialogar con otros campos”.

De esta manera, la empresa ofrece servicios “a medida” de arquitectura, diseño y comunicación para ayudar a particulares, constructores, inmobiliarias, entidades culturales e instituciones. 

En esta línea, asesoran sobre viabilidad, tramitan licencias, ayudan a comunicar ideas, hacen diseño de interiores, reforman viviendas y comercios existentes, pero también realizan obra de nueva planta y proyectos de urbanismo. 

Su trabajo ha sido reconocido en premios como Transiarte, Cevisama LAB, Europan, Is Arch Awards o Archiprix, así como ha formado parte de exposiciones internacionales como Becoming 16th International Architecture Exhibition, Archiprix International Exhibition o Hinchables.

Igualmente, los miembros de Estudio Brava combinan sus actividades profesionales con academia, investigación y proyectos editoriales; tanto así que desde hace dos meses, sus creadores, David y María, han sido contratados por la Universidad de Texas A&M para impartir clases.

David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, fundadores de Estudio Brava, en dos fotos de carnet.
David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, fundadores de Estudio Brava, en dos fotos de carnet. (Estudio Brava)

Para conocer un poco más sobre la empresa y la ‘aventura americana’ en la que se han embarcado sus fundadores David Jiménez Iniesta y María Peñalver Izaguirre, hemos contactado con ellos, teniendo en cuenta el ‘jet lag’, y han respondido en exclusiva a las preguntas de nuestro periódico

- Para empezar, contadnos un poco sobre vuestro recorrido individual en el ámbito de la arquitectura

María Peñalver Izaguirre. Soy arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Alicante desde 2014 y especializada en Análisis Sociocultural del Conocimiento y de la Comunicación por la Universidad Complutense (Madrid). Durante mis estudios realicé intercambios en la Universidad de Anadolu (Eskisehir) y la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

A lo largo de mi carrera profesional he liderado el diseño, divulgación e implementación de diferentes proyectos de urbanismo colaborativo en Alemania, Austria, Eslovaquia y Rusia; diseño de exposiciones de arquitectura y arte en Madrid, Venecia y Estambul. He trabajado en Madrid, Los Ángeles y Culver City. Desde 2014 codirijo el estudio de arquitectura Estudio Brava junto a David Jiménez y desde hace unos meses soy Visiting Associate Professor of Practice en Texas A&M University.

David Jiménez Iniesta. Me licencié en 2014 por la Universidad de Alicante, obteniendo Matrícula de Honor en el proyecto final de carrera. Este proyecto, realizado junto a M. Ángeles, fue reconocido a nivel nacional e internacional con premios como Archiprix e IsArch Awards y se expuso en la Bienal de Arquitectura de Venecia.

Tras finalizar la carrera, colaboré durante varios años en estudios de Madrid, desarrollando proyectos en Ruanda, Francia, Luxemburgo y, por supuesto, España. Compaginé estos trabajos con un máster en la Universidad Politécnica de Madrid, donde me especialicé en Comunicación Arquitectónica. Desde entonces, he combinado la práctica profesional en Estudio Brava con la docencia.

- ¿Tenéis algún referente en el que os hayáis fijado a lo largo de vuestra trayectoria?

Nuestros mayores referentes han sido personas muy cercanas a nosotros, ya sea por haber colaborado con ellos o por haber tenido la suerte de tenerlos como profesores. Su influencia ha sido decisiva en nuestro modo de entender la arquitectura y en ampliar nuestra visión más allá de los límites convencionales de la misma. Por nombrar a algunas de esas personas: Miguel Mesa del Castillo, Atxu Amann, Andrés Cánovas, Izaskun Chinchilla, Javier Jiménez, etc.

- Sabemos que la empresa nació en 2014, ¿qué os motivó a emprender? ¿Cómo fueron los inicios?

En realidad no sabríamos decirte el momento exacto de la fundación. Comenzamos haciendo concursos en 2012 simplemente por diversión durante la carrera. Después compaginamos el trabajo para otros estudios con pequeños encargos y finalmente decidimos buscar un nombre y formar la empresa legal en 2020.

Los inicios siempre son duros. Es un poco abrumador ese primer momento en el que uno decide dejar de trabajar para otros para convertirse en arquitecto por cuenta propia. Hay una parte empresarial y burocrática que no se aprende en las Escuelas de Arquitectura.

- ¿Qué limitaciones encontrasteis en el camino?

Una de las principales limitaciones que hemos encontrado tiene sus raíces en el auge de la construcción en España y su posterior crisis. A partir de mediados de los 90, el número de Escuelas de Arquitectura creció de 12 a 33 en apenas una década, lo que llevó a una producción masiva de nuevos arquitectos: hoy en día, alrededor de 4.000 profesionales se gradúan cada año. Esto ha generado una alta competencia, con cerca de 50.000 arquitectos colegiados en el país, o aproximadamente uno por cada 1.000 habitantes.

Aunque nuestras escuelas forman profesionales excelentes, y la titulación española es muy valorada en el extranjero, la profesión ha sufrido una devaluación social significativa, en gran parte debido a la crisis financiera y las prácticas de construcción de generaciones anteriores. Las continuas crisis económicas han afectado la estabilidad laboral y el reconocimiento del valor que aportamos, lo cual es un desafío constante que afrontamos quienes buscamos replantear el papel del arquitecto y dar nueva dignidad a nuestra labor.

Creemos que estas continuas crisis han transformado también las estructuras de trabajo en los estudios de arquitectura. En nuestro caso somos pequeños por convicción, como una forma de controlar el trabajo del estudio y escalamos el equipo colaborando con compañeros en función de cada proyecto.

- En vuestras palabras, ofrecéis a vuestros clientes una "arquitectura ilusionada", ¿qué significa dicho término? ¿Qué queréis transmitir con el mismo?

“Arquitectura ilusionada" representa nuestro deseo de proyectar un tipo de arquitectura que va más allá de satisfacer necesidades funcionales; es una propuesta que pretende imaginar  el futuro con historias y voces diferentes. Partimos de una realidad compleja y oscura —marcada por una pandemia, guerras y el cambio climático—, y es precisamente en este contexto que sentimos la responsabilidad de imaginar un futuro mejor.

Nos inspira el entusiasmo y la ilusión de innovar, descubrir, y contribuir a la construcción de un entorno que invite a la esperanza y a la reflexión de si se pueden hacer las cosas de otra manera. La ilusión, para nosotros, no es solo sinónimo de sueño o visión; también implica una energía que impulsa cada proyecto.

La "arquitectura ilusionada" nos permite, en última instancia, plantear preguntas sobre el papel de la arquitectura en la construcción de un mundo más inclusivo, consciente y esperanzador.

- También habláis de la figura del “arquitecto contemporáneo multimedia”, ¿a qué hace referencia?

El término “arquitecto contemporáneo multimedia” refleja nuestra convicción de que hoy en día, un arquitecto puede expresarse y transformar espacios y experiencias a través de medios tan diversos como un videojuego, una casa, el diseño de una conferencia, una exposición, mapas o incluso una publicación. Esta visión amplía nuestro campo de acción, nos invita a replantear nuestras herramientas y nos impulsa a explorar nuevas plataformas para dar forma a nuestras ideas. Reflejamos y reivindicamos la formación híbrida de la arquitectura situada entre las ciencias sociales, el arte y la técnica. 

- ¿Cómo surgió lo de dar clase en la Universidad de Texas?

La oportunidad de dar clases en la Universidad de Texas surgió, en parte, de nuestra experiencia previa en Estados Unidos. En 2018, vivimos en Los Ángeles mientras trabajábamos en UCLA (Universidad de California, Los Ángeles), lo cual no solo fue una gran experiencia en sí misma, sino que también nos permitió establecer contactos y conocer mejor el entorno académico estadounidense.

La escuela de Texas A&M, aunque tiene una tradición fuerte, ha estado impulsando una serie de cambios significativos en los últimos años con la ambición de posicionarse como una de las mejores universidades de Texas. Dentro de esas iniciativas, crearon el puesto de profesor visitante, invitando a profesionales y docentes de otros países para un intercambio de conocimientos que enriquezca tanto a los estudiantes como al profesorado.

- ¿Qué materias o cursos impartís? ¿De qué tratan?

Estamos impartiendo talleres de proyectos tanto en el grado como en el máster de Arquitectura de Texas A&M. Con los estudiantes de segundo año, trabajamos en el aprendizaje de herramientas y conocimientos esenciales para analizar y comunicar arquitectura. Este proceso también se convierte en un ejercicio de argumentación y toma de decisiones alejándose de una visión arbitraria del diseño.

Por otro lado, con los alumnos de cuarto año y master estamos realizando varios proyectos relacionados con la problemática energética local. Texas se ha convertido desde hace algunos años en uno de los mayores centros de minería Bitcoin y Data Centers del Mundo. Estas arquitecturas invisibles que consumen enormes cantidades de energía se están propagando de forma global sin recibir apenas atención por parte de los Arquitectos. El desafío para los alumnos es diseñar tipologías arquitectónicas que sean capaces de hibridar esos centros de datos con otros usos capaces de absorber o beneficiarse del calor residual que desprenden.

En cuarto curso también estamos realizando un trabajo sobre torres de agua. El estado de Texas cuenta con más de 1.000 de estas infraestructuras. El objetivo del curso es hacer entender a los alumnos el potencial de estas torres como catalizadores de cambio más allá de su función hídrica. 

- ¿Habéis encontrado diferencias claras en cuanto a la arquitectura europea y la estadounidense que os hayan chocado? ¿Podéis ponernos algún ejemplo?

Bueno, hablar de territorios como el estadounidense o el europeo como un todo es generalizar mucho. Sería muy complicado ser justos con algún tipo de argumentación de este tipo. Dentro de Europa hay visiones muy diferentes. En Estados Unidos pasa igual. Sin embargo, hay algunas diferencias notables que hemos observado, especialmente en el ámbito educativo y profesional.
Una de las diferencias más destacadas es el proceso de certificación de los arquitectos. En Estados Unidos, obtener un título en arquitectura no garantiza automáticamente que una persona pueda ejercer como arquitecto. Aunque los graduados pueden trabajar en estudios de arquitectura, no pueden firmar proyectos hasta que completen una serie de exámenes estatales de certificación, que varían entre seis y siete, dependiendo del estado. Esto significa que no todos los graduados tienen la capacidad legal para firmar sus propios diseños, lo que puede limitar su autonomía profesional y las oportunidades de crear sus propias empresas.

En contraste, en España y en gran parte de Europa, los arquitectos que se gradúan cuentan con la formación técnica necesaria para firmar proyectos desde el inicio de su carrera. Esto nos permite establecer nuestras propias prácticas y emprender proyectos de manera más independiente. Al final, esto da autonomía en el ejercicio de la profesión, y por tanto, también tiene un impacto en el tamaño de las empresas.

- En cuanto a esta faceta vinculada a la docencia, ¿cómo afrontáis esta nueva etapa? ¿Cómo lo compagináis con vuestra labor en el estudio?

En realidad no es una etapa nueva. Hemos estado dando clase en diversas escuelas tanto Nacionales como Internaciones. La docencia es una forma de no desconectar de la investigación y mantenerse siempre al día. 

Nuestra estructura de trabajo nos permite movernos y estar presentes en distintos lugares gracias a una red de compañeros y amigos de confianza. Hoy en día, el hecho de vivir en un mundo conectado nos da esa ubicuidad necesaria: podemos estar dando clase en Los Ángeles desde Cartagena, o en Texas, coordinando una obra que se desarrolla en Cartagena.

Para lograrlo, contamos con una estructura de empresa horizontal, en la que no tenemos empleados en el sentido tradicional. En cambio, colaboramos con socios con los que compartimos proyectos y clientes, lo cual nos brinda la flexibilidad para compaginar nuestra labor docente con el trabajo en el estudio. Esta dinámica colaborativa nos permite mantenernos activos y en sintonía con ambos mundos, aportando a cada uno una visión enriquecida por nuestras experiencias en ambos lados.

- Volviendo a la empresa, ¿cuáles son los proyectos más grandes en los que se ha embarcado Estudio Brava?

Suponemos que para nosotros, los proyectos más grandes tienen que ver con nuestro compromiso con la colaboración y el diseño participativo, especialmente en el ámbito territorial, donde los desafíos del cambio climático son cada vez más evidentes.

Uno de nuestros proyectos más destacados es Firecity Fireland, que nació en el XLAB de UCLA. Este proyecto se centró en investigar el impacto de la interfaz urbano-silvestre en el aumento de incendios forestales en California, en una colaboración que involucró a 11 universidades de todo el mundo. Los trabajos de los estudiantes y las conferencias del curso se publicaron en un libro que lleva el mismo nombre. Creemos firmemente que la remediación de estos problemas no puede limitarse solo a la planificación y la arquitectura; es fundamental la participación de múltiples actores en el proceso de toma de decisiones. Solo mediante el diálogo entre arquitectos, desarrolladores, políticos, urbanistas, paisajistas, ingenieros forestales y bomberos podemos ofrecer respuestas efectivas a estos desafíos.

Por otro lado, estamos profundamente comprometidos con El Mar Menor, el lugar donde crecimos y residimos, y donde estamos desarrollando nuestra investigación doctoral titulada Las Embajadas del Mar Menor. Este proyecto busca dar voz a todos los agentes, tanto humanos como no humanos, que tienen algo que decir en relación con esta catástrofe medioambiental. A través de estas iniciativas, aspiramos a contribuir significativamente a la discusión y búsqueda de soluciones sostenibles para nuestros entornos.

. ¿Para qué empresas habéis trabajado?

Individualmente, hemos tenido la oportunidad de colaborar con firmas y arquitectos destacados. María ha trabajado en Madrid con Arenas Basabe Palacios y Estudio Herreros, y en Los Ángeles con Clive Wilkinson Architects y Kevin Tsai Architecture. Por su parte, David ha trabajado en Madrid con Carlos Arroyo y Temperaturas Extremas.

Como estudio, además de proyectos para clientes particulares, hemos colaborado con empresas y entidades como Repsol, Accenture, Invisible, Slashmobility, Figment, y Digital Rural LAB. También hemos trabajado con instituciones públicas y culturales como el Instituto Murciano de Acción Social, el Ministerio de Fomento, Acción Cultural Española (AC/E), la Dirección General de Arquitectura, la Trienal de Arquitectura de Oslo, así como con diversas universidades, entre ellas la Universidad de California, la Universidad de Alicante, la Universidad IUAV de Venecia y la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificación de Cartagena.

- ¿Cuáles son vuestros planes de futuro? ¿Algún proyecto que se pueda adelantar?

Ahora mismo, estamos a la espera de la licencia para comenzar la construcción de un proyecto muy bonito en Cartagena: la rehabilitación de la casa familiar de los abuelos de un joven fotógrafo con mucho talento. Es un proyecto especial para nosotros, no solo por el cariño que le hemos puesto, sino porque lo realizaremos en colaboración con nuestros amigos y colegas de Especie Arquitectura, quienes nos acompañarán en la ejecución.

- Para finalizar, de manera resumida, ¿cuál es el objetivo de la empresa? ¿Qué buscáis transmitir? ¿Qué diríais que podríais aportar tanto a vuestros clientes como a la sociedad en general?

Nos gustaría pensar que nuestro objetivo es contribuir al bienestar de las personas y tener un impacto positivo en la construcción del futuro. La arquitectura, más allá de la construcción, es una disciplina profundamente vinculada al tiempo en el que surge. Queremos crear edificios y espacios que respondan a las problemáticas de nuestra época: el acceso a la vivienda, el cambio climático, la resiliencia urbana, la equidad social. Nuestro propósito es que nuestras arquitecturas no solo se adapten a las condiciones de nuestro entorno, sino que también contribuyan activamente a su transformación. 

Estudio Brava, arquitectura 'made in Cartagena' que llega hasta EEUU