OBSERVATORIO

El Círculo de Economía pide poner en el centro del debate económico y social a la investigación, el desarrollo y la innovación

Ha elaborado un informe, cuyas conclusiones puedan contribuir a la definición del Plan Estratégico de la Región de Murcia 2022-2027

A pesar de los avances, el Círculo advierte de que la Región no ha logrado la plena convergencia con los valores nacionales, ni puede aspirar a situarse entre las regiones punteras en un horizonte próximo.

El Círculo de Economía de la Región de Murcia acaba de elaborar un informe, que nace con vocación de ser periódico, sobre el estado de salud de la Investigación, innovación y digitalización en la Región de Murcia. Servirá, explican desde la entidad, para comprobar la evolución de la región, sobre todo a partir de un indicador sintético, de elaboración propia del Círculo de Economía que resultará de gran utilidad para comparar nuestra comunidad con otras regiones y con el país.

 

Desde el Círculo quieren situar en el centro del debate económico y social a la Investigación, el desarrollo, la Innovación y -como agente dinamizador de los anteriores- a la digitalización, realizando aportaciones que puedan contribuir a la definición del Plan Estratégico de la Región de Murcia 2022-2027.

 

En diicho informe se explica que la Región de Murcia ha experimentado durante los últimos años una intensa mejora en los ámbitos de la I+D, la innovación y la digitalización, lo que ha llevado a reducir la tradicional brecha negativa que presentaba respecto a los estándares nacionales, aunque su posicionamiento general aún es de relativo atraso y dista de situarse entre las autonomías punteras en dichos ámbitos.

 

En este sentido, Murcia es la autonomía con mayor expansión del gasto interno en I+D entre 2010 y 2020, al lograr una mejora del 33,2% en dicho periodo, con crecimientos anuales superiores incluso al 4% desde 2014. Aunque este gasto representa únicamente el 1,14% del PIB, el diferencial con España se ha recortado de 0,48 a 0,27 puntos en diez años, lo que ha permitido a la Región abandonar el grupo de territorios más rezagados en

términos de investigación.

 

La progresión en el último decenio se explica, en buena parte, por el extraordinario dinamismo de las actividades de I+D tanto en las empresas privadas como en la enseñanza superior. En el primer caso, se convierte en el sector con mayor nivel de gasto, al representar el 48,4% del mismo. No obstante, su participación sobre el total sigue siendo inferior a la española (55,6%) y a la europea (65,9%), y aunque se acortan diferencias, estas serán difíciles de eliminar completamente debido a la marcada especialización que la Región de Murcia presenta en una serie de sectores poco intensivos en I+D. En el segundo, ninguna otra autonomía avanza más que la Región de Murcia (+30,1% en diez años, frente al limitado +1,9% nacional), por lo que su participación en el gasto total (41,1%) destaca aún más en comparación con los entornos geográficos más cercanos (26,6% en España, 11,6% en la UE-27).

 

Por su parte, la Administración Pública, pese a su protagonismo decreciente en realización de gasto, constituye todavía un foco importante de financiación: aporta el 17,3% de los recursos del sistema investigador regional. La expansión del gasto coincide con otra, de menor intensidad, del personal empleado en I+D, que representa el 1,1% de la fuerza laboral de la Región de Murcia, en línea con la media nacional (1,2%), aunque se identifican particularidades: poca igualdad de género, predominio de investigadores -presentes sobre todo en la enseñanza superior- sobre técnicos y auxiliares -que tienen un mayor protagonismo en las empresas privadas-, y un presupuesto medio por investigador reducido pese a la mejoría experimentada.

 

En el ámbito de la innovación, el 22% de las empresas de la Región de Murcia con al menos 10 asalariados realizaron este tipo de actividades entre 2018 y 2020. Es un registro similar al nacional que se ve deslucido por dos factores: el notable descenso del gasto acontecido en 2020 (común en la práctica totalidad de las autonomías y muy posiblemente condicionado por la pandemia), y el reducido esfuerzo regional tanto en contratación de profesionales -en términos medios se cuenta con un trabajador a media jornada por empresa, la ratio más baja de todas las Comunidades Autónomas- como en la consignación de recursos financieros específicos -332.500 euros por empresa que equivale al 1,7% de la cifra de negocio, cuando en España se alcanza el 2,1%-. Este último aspecto se ve afectado particularmente por dos factores.

 

En primer lugar, la distribución sectorial de la Región: en torno al 50% de las empresas innovadoras murcianas se concentran en cuatro sectores (Comercio y hostelería, sector primario, logística, y servicios diversos) cuya intensidad innovadora resulta inferior a la media.

 

En segundo término, la irrupción de la pandemia, que ha obligado a un tercio de las empresas a modificar las actividades de innovación inicialmente planificadas. No obstante, al margen de limitaciones evidentes derivadas de este episodio sanitario, entre las razones que las empresas murcianas suelen alegar para no desarrollar actividades innovadoras destacan la existencia de otras prioridades empresariales, y el elevado coste financiero asociado.

 

Quizás la cuantiosa inversión que exigen estas actividades está detrás del uso creciente de derechos de la propiedad en Murcia, especialmente en los denominados “modelos de utilidad”, cuyas solicitudes representan el 3,7% del total nacional.

 

También parece haberse configurado en la Región un ecosistema propicio para el nacimiento de empresas “Gacela” de gran crecimiento, pues estas representan nada menos que el 6,5% del tejido empresarial (de al menos 10 asalariados), en lo que supone la mayor densidad autonómica de este tipo de sociedades, excediendo los registros medios del país (4,4%).

 

Por otra parte, el proceso de digitalización de las empresas murcianas no se ve afectado por la irrupción de la pandemia. Más bien al contrario, en 2020 se consolidan las favorables dinámicas anteriores, y es cada vez mayor el número que dispone de página web, utiliza medios y redes sociales, y emplea la firma digital. Hay en todo caso margen de mejora, porque menos de la mitad de los trabajadores murcianos utilizan ordenadores con fines empresariales, y resulta pobre el uso de algunas de las tecnologías más emergentes como la contratación de servicios en la nube, el uso de big data o el internet de las cosas.

 

La desventaja comparativa que la Región de Murcia presenta en estos ámbitos se traslada a la dotación de capital inmaterial, que suma 2.023 euros por habitante, un 30% menos que en el país en una brecha que se ha agrandado respecto a comienzos de siglo, rasgo sintomático de que la economía regional dista de asentarse sobre una base tecnológica e innovadora.

 

En definitiva, si se intenta obtener una visión de conjunto del posicionamiento de la Región de Murcia en I+D+i y digitalización, podría afirmarse que ocuparía un lugar intermedio entre las comunidades autónomas, a medio camino entre las que presentan niveles medio-bajos y medio-altos. Dado que estos niveles presentan cierta correlación positiva con el PIB por habitante, no difiere en exceso la zona de acción de la Región de la que en teoría le correspondería.

 

La notable progresión de los últimos años le ha permitido superar a las regiones más atrasadas -entre las que se situaba hace no mucho- pero no lograr la plena convergencia con los valores nacionales, ni aspirar a situarse entre las regiones punteras en un horizonte próximo, reto que requeriría un notable esfuerzo adicional y que se podría ver facilitado si se acometiese un decidido cambio de modelo productivo. Son, en todo caso, evidencias que deberían servir para profundizar en el diseño de una adecuada estrategia que impulse una deseable convergencia con los estándares nacionales a medio plazo.