martes. 16.04.2024

Fernando Fernández Méndez de Andrés es una de las grandes autoridades económicas españolas, cuya voz es escuchada con suma atención en alguno de los más prestigiosos consejos de administración del país, como el de Bankia o Red Eléctrica. Miembro de los prestigiosísimos comité científico de Bruegel y Consejo Asesor de la Fundación de Estudios Financieros, es doctor en Ciencias Económicas y profesor de Economía y Finanzas del igualmente reputado IE Bussiness School. Invitado por esta escuela de negocios a dar una charla en la Cámara de Comercio que finalmente no se pudo celebrar por el temporal Dana que azota la Región de Murcia este mes de septiembre, MURCIADIARIO tiene el privilegio de compartir unos minutos con él gracias a la complicidad de estas dos entidades. El profesor Fernández ofrece en esta entrevista su diagnóstico de la situación actual y ofrece algunas de las claves para que las empresas murcianas sepan navegar en estas aguas plagadas de incertidumbres internas, y sobre todo externas.


Lidiar con la incertidumbre es uno de los grandes retos de la empresa murciana y española con la actualidad. A su juicio, ¿cuáles son los factores que más les condicionan?

El riesgo geopolítico es desgraciadamente la principal incógnita que afecta una empresa hoy en todo el mundo y en España en particular. Cuando hablo de riesgo geopolítico, hablo de la guerra comercial, del impacto que va a tener en el crecimiento económico de los países referentes y destinos preferentes de las exportaciones españolas, como China. También es un riesgo geopolítico el Brexit. No solo por lo que significa la relación con el Reino Unido, que es un destino importante para la exportación española y como receptor de jubilados, pensionistas o turistas, sino también por lo que afecta a las relaciones con la Unión Europea actual y futura.

 

Y los factores estructurales.

No podemos olvidar tampoco los temas estructurales, como los retos sobre la digitalización, la globalización, la disrupción digital, la demografía y el envejecimiento de la población, pero también la feminización de la fuerza de trabajo y el consumo… demografía definida como cambio de hábitos y comportamiento del consumidor. Todo ello también afecta a la empresa exportadora de manera decisiva.


A todo ello unamos la compleja situación política española.

Tenemos una incertidumbre clara, no tanto el Gobierno sino sobre qué política económica podemos esperar del Gobierno. Y si no sabemos el gobierno, difícilmente podremos saber qué política económica podemos esperar. Por lo tanto, desde el punto de vista de una empresa española, tienes incertidumbre respecto al marco fiscal, y en este momento de impasse político se ha creado, además -y yo creo que innecesariamente- mucho ruido sobre decisiones que afectan a la actividad empresarial y que no sabemos cómo se van a resolver: temas fiscales, temas laborales, temas regulatorios, temas de pensiones… demasiadas cosas abiertas, que es lo peor que le puede pasar a una empresa. Por lo tanto, vivimos en unos momentos de incertidumbre muy superiores a la media y muy superiores a lo deseable.

 

Ante esta situación, ¿qué puede hacer una pyme, pongamos murciana? ¿Puede blindarse de alguna manera?

Tiene que hacer tres cosas. Primero enterarse, porque conocer la situación es fundamental, y, en el caso de una pyme exportadora murciana, el mercado británico es particularmente importante y merece ser seguido con mucha atención. El problema americano y las guerras comerciales también. Hay que tener la mayor información posible. Luego, hay que descender eso a nuestro negocio participar. Es decir: “en mi mercado, ¿qué significa todo eso a futuro?”. Yo siempre digo que es muy importante distinguir entre el corto y el medio plazo, porque hay cosas que nos van a afectar inmediatamente, pero que pueden ser no tan importantes a medio plazo, y cosas que a corto plazo quizás nos pasan desapercibidas o no se notan en nuestra cuenta de resultados o en las exportaciones, pero como tendencia a medio o largo plazo pueden ser muy importantes. Y lo digo porque todo buen empresario debe estar pensando en sus cuentas del año que viene, y en las de dentro de cinco o diez años.

 

Y, una vez que tenemos el diagnostico, y ya sabemos cómo nos afecta esto y por dónde van los tiros, necesitamos una estrategia para hacer frente a ello en la medida que cada uno pueda. En el corto plazo, fundamentalmente lo único que podemos hacer es ajustar costes, márgenes y coger la cartera y 'salir a vender', maximizando el esfuerzo comercial, pero a medio plazo hay dos estrategias fundamentales: innovación y capital humano. Al final una empresa vale lo que vale el talento de su gente: la mejor estrategia que uno puede seguir para enfrentarse a un escenario de incertidumbre es tener a la mejor gente posible y estar lo más actualizado posible en cuanto a la innovación que a cada uno le afecta en su negocio. A veces solemos pensar que la innovación es software, pero innovación es mucho más que eso, es saber cómo podemos mejorar los productos, cómo podemos mejorar los mercados y cómo podemos mejorar la calidad.

 

Estos momentos, por el marcadísimo componente exportador, ¿afecta más la incertidumbre a las empresas de la Región de Murcia que a las de otras CC AA?

Afecta en la medida en que lo que está en cuestión es el futuro del comercio mundial, o, para no exagerar, cuál va a ser el crecimiento futuro del comercio mundial. Estamos asistiendo también a un cambio muy importante en las relaciones económicas internacionales, por poner ejemplos obvios: entre EE. UU. y Europa hace 25 años aportábamos el 65% del PIB mundial y hoy apenas representamos el 30%; la globalización de la economía va mucho más allá de China; detrás de China hay un montón de países más. ¿Cómo afecta eso a Murcia? Para una región que es fundamentalmente exportadora, y con una tradición de innovación en sectores de consumo, ver dónde está el consumo es algo muy importante, y el consumo se ha desplazado. Tener esto en la cabeza es muy importante. El consumidor europeo está muy envejecido y lo va a seguir estando por razones obvias, y ¿dónde están los consumidores jóvenes? En América Latina y en África, que es el continente ignorado, y no tanto en Asia.

 

Además, en Murcia, por la imagen que yo tengo de la Región, la innovación en el sector alimentario es un componente importante. Seamos conscientes de cómo cambia la demanda de salud de lo que comemos, cómo cambian nuestros hábitos alimenticios, porque ya no tenemos tiempo para cocinar estar cocinando cuatro horas, y eso implica que los productos agroindustriales van a ser muy distintos.

 

Y luego está el Brexit, porque Reino Unido es el gran mercado de exportación agroindustrial español y… mire, lo voy a decir claramente. Yo estoy convencido que vamos a tener una salida abrupta y dura del Reino Unido, y creo que el impacto no lo notaremos tanto a corto plazo como a medio.

 

¿Por qué?

A corto es impensable que se vaya a romper la cadena de distribución de alimentos. Los supermercados británicos no van a quedar desabastecidos. Creo que el Reino Unido, salvo que su Gobierno vaya a querer suicidarse, extenderá los acuerdos y practicas actuales en el tiempo, y por tanto a mí no me preocupa tanto que el año que viene les vendamos más o menos zumos, frutas o mermeladas que este año. Lo que me preocupa es a cinco o diez años. Lo que sabemos es que toda entrada o salida de una zona comercial provoca un desplazamiento de sus relaciones comerciales. En los años 60 o 70, antes de entrar en la UE, España importaba y exportaba mucho más a América Latina de lo que importamos o exportamos hoy. Dentro de la Unión, hemos sustituido mucha importación agraria de, por ejemplo, Argentina, por otros países que tienen tratado o forman parte de la UE, como Polonia. Por ello, no mañana, ni el año que viene, porque nadie es tan suicida como para decidir desabastecer los supermercados ingleses de verduras, legumbres o frutas, pero sí tenemos que pensar que, a cinco años, tendremos una relación distinta. Por lo tanto, es probable que los británicos vuelvan a tener relaciones comerciales intensas con algunas de sus antiguas colonias en la medida en que les puedan abastecer de estos productos, y nosotros tendremos que buscar mercados alternativos a medio plazo.

 

Algo parecido a lo que pasó hace unos pocos años con el veto ruso.

Murcia va a necesitar destinos alternativos al Reino Unido sí o sí. No mañana, tampoco quiero ser dramático. Yo siempre digo que en economía es importante tener clara la dirección, y la velocidad luego se ajusta a los tiempos y a las posibilidades de cada uno, a los planes de inversión que tenga cada uno o al ritmo que tomen los acontecimientos que no controlas. Yo no sé qué va a hacer Boris Johnson mañana, pero sí sé que la relación de Reino Unido con Europa va a cambiar, y a cinco años va a ser completamente distinta a la actual. No le puedo decir si será el 31 de octubre o el 15 de febrero, pero sí sé que, si fuera empresario, tendría que pensar dónde busco mercados alternativos dentro de cinco años.

 

Sabiendo esto, ¿deberían los gobiernos hacer algo más de lo que hacen?

Siempre he sido muy escéptico con que los problemas empresariales los resuelvan los poderes públicos. Las instituciones lo mejor que pueden hacer es no molestar, y con eso ya me daría por contento. Por ejemplo, si no hubieran molestado con el tema del Brexit o Trump con la guerra comercial, estaríamos mucho más contentos. Son dos ejemplos perfectos de esto que digo. Pero los poderes públicos sí que pueden ejercer un papel muy importante como proveedores de información y de concienciación. Si yo tuviera responsabilidades en este momento en Murcia una de las labores más importantes que debería estar haciendo es definir estrategias públicas de ayuda para que las empresas se informen, se conciencien y se preocupen, y sean capaces de responder a estos retos. Deben proveer información de lo que creen que va a pasar. Y en la medida en que luego haya recursos públicos para determinar estrategias concretas, solucionar problemas puntuales. Pero me parece más importante lo anterior. Los políticos responden bien a las emergencias, pero responden menos a las estrategias a medio plazo.

 

No quiero terminar sin preguntarle por la situación política española. Si tiene opinión o pronostico sobre lo que ocurrirá en La Moncloa.

Desde el principio dije que estábamos condenados a nuevas elecciones, aunque desde el punto de vista empresarial, lo que más me preocuparía es la estabilidad de las políticas. No tanto me preocupa el gobierno como que no nos den sustos en temas fiscales, laborales, e incluso en temas de incentivos a la exportación. El empresario quiere estabilidad, quiere poder planificar. Si quiere invertir, la rentabilidad de la inversión no es mañana, sino a cinco o diez años y debe tener un marco estable que le permita planificar costes y beneficios con esa visión a medio o largo plazo, y de nada le vale que un año le hagan un gran favor a base de subvenciones si el año que viene van a desaparecer. Yo lo que le pido a los poderes públicos es estabilidad. Cuando la hemos tenido nos ha ido bastante bien.

 

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Fernando Fernández: "Murcia va a necesitar mercados alternativos al Reino Unido sí o sí"