sábado. 20.04.2024

El Consejo de Gobierno ha dado el visto bueno al nombramiento del abogado José Gabriel Sánchez Torregrosa como secretario general de la Consejería de Empresa en sustitución de Antonio Zamora, que ha presentado su dimisión por motivos personales, según ha asegurado la consejera Martínez Vidal.

 

Sánchez Torregrosa es licenciado en Derecho por la Universidad de Murcia, donde ha completado su formación en la Escuela de Práctica Jurídica y realizó la suficiencia investigadora. Además, ha complementado sus estudios a través del Colegio de Abogados de Murcia, en el IE Business School y en ENAE.

 

Ha desarrollado su carrera profesional como abogado, con especial dedicación al derecho empresarial y laboral, formando parte de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Murcia. Asimismo, es profesor asociado en el Máster de Acceso a la Abogacía de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.

 

INTENSA RELACIÓN CON EL REAL MURCIA. En los últimos años, Torregrosa ha sido un nombre íntimamente unido al Real Murcia. El letrado adquirió, a través de la sociedad Plazarte, que compartía con otro socio, a Gestora y Desarrollos Nueva Condomina, una de las empresas liquidadas por la familia Samper (anteriores propietarios del club), parte de la deuda que el equipo de fútbol tenía con esta mercantil. En total, 4,5 M€ que adquirió -según algunas fuentes- por la ridícula cantidad de 200 €. De esta manera, se convirtió en uno de los máximos acreedores del conjunto pimentonero, tal y como aseguró Francisco Tornel en una rueda de prensa del pasado 15 de febrero de 2019: "De los acreedores comunes es la deuda con mayor importe".

 

 

El club pasó de mano en mano en los siguientes años; entre otros pasaron por Nueva Condomina el extremeño Raúl Moro (fue en tiempos de Moro cuando Torregrosa adquirió los derechos de deuda), el mexicano Mauricio García de la Vega y el alicantino Víctor Gálvez. Finalmente Gálvez cedió la gestión a un grupo de aficionados murcianistas, agrupados bajo el nombre de PARMU (Plataforma de Apoyo al Real Murcia), destacados profesionales de distintos ámbitos, entre los que también estaba Torregrosa, quien llegó a ser vicepresidente (por un breve espacio de tiempo) y miembro con mucho peso en el consejo de administración, al mismo tiempo que era uno de los mayores acreedores de la entidad.

 

Pero a Torregrosa le pesó como una losa tener en sus manos esa gran deuda, pese a que siempre prometió que no pensaba especular con ella y cumplió siempre con su palabra. Pese a ello, sus compañeros del consejo de administración, con el notario Francisco Tornell (convertido en máximo accionista tras la atomización del accionariado propiciada por una ampliación de capital) a la cabeza, le presionaron e incluso exigieron para que cediese al club la deuda que estaba en su poder en las mismas condiciones que la adquirió. Los dirigentes temían que Torregrosa capitalizase la deuda, lo que le hubiera convertido en dueño del Real Murcia.

 

Finalmente, el letrado acabó dimitiendo primero y cediendo sus derechos sobre la deuda después.

Torregrosa, un abogado íntimamente ligado al Real Murcia