jueves. 25.04.2024

España, de forma generalizada y concretamente provincias como Murcia, están en la cuerda floja, al borde del precipicio, muy cerca de sufrir las consecuencias más severas que impulsa el cambio climático. El caos llama a las puertas y nadie hace lo suficiente para evitarlo, no queda otra pues que adaptarse a la crisis medioambiental que se avecina y llevar a cabo estrategias de consumo que eviten malgastar el agua, con un uso doméstico e industrial más responsable, justo y eficiente, usando productos de calidad que optimicen su beneficio y reducan el consumo del líquido elemento.

Los detergentes sin fosfatos son una buena muestra de un producto ecológico que consigue con su uso una apuesta por la sostenibilidad. El motivo es que evita que los ecosistemas se alteren por exceso de fósforo cuando el agua de los lavados llega a los ríos. Si, por el contrario, se utilizan detergentes con fosfatos, el entorno acuático sufrirá un crecimiento acelerado en algas, dejando sin oxígeno estos espacios y liquidando de forma sistemática toda forma de vida en los ríos.

Es necesario, por tanto, regular la forma en la que se consume y utiliza el agua para garantizar la sostenibilidad global. En este sentido, cabe preguntarse qué es la gestión sostenible el agua.

Gestión sostenible del agua

Bajo este concepto se trata de definir el uso y el control del agua de forma eficiente, de manera responsable con la que poder satisfacer las necesidades actuales de consumo sin tener que debilitar las necesidades de la población en el futuro. Para conseguirlo, el compromiso empresarial es tan importante o más que el que puedan aceptar y acometer las familias desde el entorno doméstico.

En cualquier caso, deberá incluir la protección y la conservación de todos los recursos hídricos, la información sobre reducción en el consumo del agua y la promoción constante sobre la sostenibilidad ambiental. Se trata de un tema de amplio espectro que deberá contener actividades como la gestión y la planificación de la demandad de agua, pero, también, la gestión para periodos de escasez, la protección de su calidad y la adaptación al cambio climático que avanza a un ritmo creciente y es imparable.

El cuidado de los recursos hídricos es una responsabilidad que incluye tanto a agentes productivos como consumidores, es decir, es compartida y debe ser aceptada como urgente y prioritaria a nivel global, nacional y local. En términos generales, es fundamental cambiar la cultura que se tiene con respecto al agua.

La cultura de gestión sostenible

Este es el pilar básico que deben entender todos los componentes de una sociedad o comunidad; el uso sostenible del agua es un trabajo de ámbito coral. Para impulsar esta forma de entender el consumo y uso de este elemento fundamental para la vida, es necesaria la aportación de recursos que ayuden a distribuirla en campañas de sensibilización y concienciación, empleando cualquier canal de comunicación válido o bien con la realización de programas formativos, charlas, concursos… No hay límites en cuanto al uso de herramientas sociales que contribuyan a la creación de esa cultura enfocada en la gestión sostenible y responsable del agua.

Regulación del consumo de agua: fundamental para la sostenibilidad