La nueva revolución, el vehículo eléctrico

 

Cuando la pasada semana Tesla lanza el modelo 3, un vehículo eléctrico con 340 km de autonomía por un precio de 30.000 euros, ocurre lo inesperado, más de 400.000 reservas en menos de cuatro días pagando todas ellas 1.000 euros y todo ello sabiendo que el plazo de entrega de este vehículo es superior a un año.

 

Hasta la semana pasada todo discurría dentro de las previsiones y el status quo previsto, excepto porque existe esa marca inoportuna llamada Tesla, en verdad no molesta demasiado, las ventas de coches de combustión van bien y los vehículos eléctricos son minoría, solo 2.000 ventas en España en 2016, 60.000 en Europa.

 

Es verdad que aunque sean un poco más caros, los vehículos eléctricos son muy competitivos en ciudad pero pierden al salir a carretera donde la autonomía cae. No llegan al mínimo exigible y eso hace que no tengan demanda.

 

Por este motivo, muchas viejas marcas han seguido apostando por el motor de combustión como si nada estuviera pasando. Quizás muchos ejecutivos de estas marcas piensen que la movilidad sostenible son cantos de sirena y que a nadie interesa sacar un vehículo eléctrico competitivo que nos pueda hacer sombra, antes interesa amortizar inversiones y vender nuestros viejos coches de motor diesel y gasolina, ¿O no?

 

Pues no, Tesla acaba de romper la baraja, mejor dicho, es el mercado el que ha roto la baraja ya que ni Tesla pensaba este espectacular resultado. El mensaje es claro  "o te adaptas a la movilidad 100% enchufable o corres el riego de que cinco años, a lo sumo siete, desaparezcas del mercado", ocurre lo mismo que cuando Kodak no apostó por el negocios de la fotografía digital o cuando Blackberry pensó que las pantallas táctiles no gustarían a nadie y siguió apostando por los smartphone de teclado.

 

¿Qué pasará si Tesla saca al mercado un coche por 20.000 euros con 500 km de autonomía?

 

Esto va a ocurrir y va a ocurrir rápido. Si no es Tesla lo hará otra marca, lo cierto es que las empresas automovilísticas que han apostado por los vehículos convencionales de combustión tienen que "ponerse las pilas", hacer un esfuerzo adicional para adaptarse a la próxima década. Quizás estemos ante el principio de la revolución en el mercado de la automoción.

 

Estaremos atentos a los acontecimientos. Lo que tengo claro es que mi próximo coche será eléctrico.