lunes. 29.04.2024

Scharpf, mucho más que un interim

El orden es el factor clave. Hay que comenzar entendiendo cómo debe funcionar la empresa para, a partir de ahí, alcanzar la eficiencia en todos sus procesos
Scharpf tiene su origen en mi paso por diferentes empresas de las que obtuve una visión panorámica del mundo empresarial. Primero en Indra (empresa del IBEX con más de 40.000 empleados y 3.000 millones de euros de facturación), donde durante ocho años tuve la fortuna de gestionar equipos de entre 50 y 100 personas; y, por último, en Dosfarma, un proyecto muy Startapero en el sector farmacia que alcanzó los 50 millones de euros de facturación y llegó a tener 250 empleados. Entre una y otra experiencia formé parte de EMITE, donde conocí todo el continente asiático, desarrollé mi experiencia como CFO e hicimos crecer la empresa desde los 4 empleados iniciales hasta un total de 24.

El orden es el factor clave. Hay que comenzar entendiendo cómo debe funcionar la empresa para, a partir de ahí, alcanzar la eficiencia en todos sus procesos: desde la comunicación entre personas hasta la definición del momento idóneo en que debe enlazarse una tarea entre departamentos para, finalmente, automatizarlo todo mediante la tecnología. Este orden es el que optimiza el tiempo y ayuda a crecer a las empresas. Si hay orden, hay ahorro de costes. En ese momento puedes dedicar el tiempo que te sobra a desarrollar otros aspectos de la organización o a gestionar más clientes. Y ahí surgió la clave. ¿Por qué las empresas pequeñas o pymes no tienen un director financiero, de RRHH, o de marketing?

En Scharpf, a diferencia de otros modelos, enfocamos el interim desde un punto de vista orientado al negocio, y esta particularidad es fundamental. De nada sirve trabajar en el rumbo financiero de la empresa si no entendemos cómo, cuándo, dónde y, sobre todo, para qué hacerlo. Esta última cuestión es sustancial a la hora de tomar decisiones de forma ágil, debemos entender qué necesita el negocio y para qué lo va a necesitar: si es cuestión de circulante, tesorería, problemas entre cobros y pagos, o ciertas inversiones a corto. Hay que dar oxígeno, ofrecer planificación y, posteriormente, sistematizar los procesos. Con la tecnología siempre al final, nunca al principio. De nada sirve leer los números, y detectar, por ejemplo, que el ratio de liquidez es bajo, si antes no entendemos el modelo.

Scharpf pretende ser el soporte que necesita una pyme sin que su inversión deje de ser sostenible. Porque pagar, de media, 80.000 euros brutos anuales a una sola persona para cubrir estas tareas es, no nos engañemos, costoso. Pero pagar 30.000 euros y tener todo un equipo detrás supone un cambio total de perspectiva. Y también un cambio de modelo. Se trata de impulsar a aquellas empresas que no tienen esa visión porque no han podido acceder a este tipo de servicios. Y propuestas como el Kit Digital no son la solución. Lo realmente capital es la formación de nuestros tres millones de autónomos y empresarios. Sin duda. Formarlos y darles soporte para que, llegado el momento, puedan volar solos es el auténtico valor que ofrecemos a este colectivo desde Scharpf.

Romper el muro es complicado, pero es el momento. ¿Te atreves?

Scharpf, mucho más que un interim