Amo las personas, amo la vida, amo el mundo. Me encanta aprender y saber. Inventar, desarrollar, dirigir y lograr. Creo que todo tiene una razón y que las razones están encadenadas. Que todos estamos conectados, que nada pasa por casualidad y que todo sirve a algo. Mi vida siempre ha sido un constante decidir entre lo que me gusta (y me gustan muchas cosas) y el precio, en forma de esfuerzo que debo pagar, para conseguirlo. Soy razón, emoción y percepción.
Me dedico a la fotografía y a la producción audiovisual. Creo que tengo cierto talento para esto porque soy capaz de observar con paciencia y detenimiento hasta descubrir lo maravilloso que personas y cosas llevan dentro. Se inventar historias y aliñarlas con algo de simpatía. Manejo la técnica para mezclar la luz y el color con el tiempo, la belleza y el amor. Se escuchar. Mi mayor mérito está en visualizar lo que eres y lo que quieres proyectar.
En mi empresa combinamos todo eso que refleja mi personalidad. Sacamos lo mejor de ti, de tus creaciones, de tus proyectos e ilusiones. Lo transformamos en una imagen para que pueda hablar de ti, con honestidad, ilusión y cariño. Intentamos que el proceso de comunicar, sea algo eficaz y eficiente, placentero, bello y exitoso a la vez.
Me asocié a AJE un par de días después de su constitución porque siempre he sido una persona comprometida con mi sociedad. Creo y practico que juntos hacemos más que separados y que debemos enfocarnos más en lo que nos une que en lo que nos separa. Después de firmar mi solicitud de alta, trasladé a mi amigo Gustavo Mompeán que quería participar activamente si eso era posible. Asistí al primer encuentro regional de jóvenes empresarios que se celebró en La Manga y al poco tiempo tuve el honor de participar como miembro de la junta directiva. Pasamos una dura época de pocos socios y muchas deudas donde la imaginación y el valor fueron determinantes. Ahí aprendí de mis compañeros de junta directiva muchas cosas pero lo más importante fue encontrar un grupo de amigos que luchaban por un fin totalmente altruista convencidos de que nuestra experiencia podía exportarse y que además era el medio para generar riqueza y bienestar a la sociedad.
Sigo en AJE después de la edad que te permite ser “joven” porque realmente, lo llevo en la vena. El espíritu de emprender, de aportar, de competir sanamente… de crear. Pienso que el destino lo forjamos día a día y que puedes ser libre y feliz. AJE me ha enseñado que no estoy solo, que puedes encontrar personas con las mismas inquietudes y problemas, con soluciones, con inspiración. AJE también me ha aportado la dignificación de mi profesión y mi negocio a partir de su difusión; de su conocimiento.
Al que empieza esta aventura de emprender le diría unas pocas cosas de las que he aprendido:
- El dinero no es el fin. Es una consecuencia de una actividad bien realizada, gestionada y acertada. Lo importante es ser feliz con lo que haces, no cuanto vas a ganar. Hazlo por amor.
- Rodéate de personas capaces que compartan tu sueño y que sean honestas y leales.
- La empresa irá mejor si le dedicas más tiempo pero recuerda que tu mayor empresa es tu familia. No escatimes el tiempo de tus seres queridos.
- Todo el mundo tiene siempre algo de razón por estúpida que parezca su apreciación. Cualquier queja/crítica/desaprobación es un regalo que te puede hacer mejorar. Nunca pienses que ya lo sabes todo.
- No hagas clientes, haz amigos. Si dudas de esto, vuelve a leer la primera recomendación.
Por último, hablar de la financiación. Somos partidarios de la autofinanciación porque introduce un componente psicológico de prudencia extra, para todas la decisiones. Esto no siempre es posible, sobre todo por el desfase de cobros y pagos. Las adquisiciones de equipamiento también se financian cuando corresponde. El reto que hay sobre la mesa es financiar el relevo generacional incorporando personas que hoy no son rentables pero con gran proyección de futuro.