sábado. 27.07.2024

Alguna vez habrá que decir ¡hasta aquí hemos llegado!

El último y vergonzoso ejemplo es el anuncio de la puesta en marcha de la bochornosa conexión de alta velocidad entre Murcia y Málaga. 
2024052014253459428
Desde hace más de 70 años la discriminación de la periferia mediterránea respecto a otros territorios españoles es tenaz.

Aunque el sentimiento de discriminación respecto al centralismo madrileño (entendido como el lugar donde se toman las decisiones estratégicas que afectan a todos los territorios de España) no sea tan intenso y agrio en la Región de Murcia como en Cataluña, Comunitat Valenciana o Baleares, la verdad es que los ciudadanos murcianos tienen motivos bien fundados para sentirse agraviados, enfadados y afectados muy negativamente por unas políticas de inversiones en infraestructuras y financiación autonómica que década tras década perjudican enormemente a los intereses de los habitantes de la Región.

El último y vergonzoso ejemplo es el anuncio de la puesta en marcha de la bochornosa conexión de alta velocidad entre Murcia y Málaga, un trayecto que tiene que pasar por la madrileña estación de Atocha -
además de por Alicante, Cuenca, Ciudad Real o Córdoba- y que necesitará más de seis horas por la mañana y más de siete por la tarde. Lo esperpéntico es que este mismo trayecto de 402 Km se cubre en tan sólo 4 horas y 48 minutos si se va en coche.

La concepción radial del tráfico ferroviario que se impulsó desde el siglo XIX se mantiene hoy en día frente a un diseño más racional de las líneas en el que tendría que primar la interconexión de todo el arco mediterráneo, desde Algeciras a la frontera francesa.

La prueba más palpable de este fiasco es la nueva línea de AVE entre Murcia y Málaga, ya que aún hoy
hay que pasar por Madrid y hacer más de 1.000 km para ir de una ciudad a otra. Un despropósito fuera de toda lógica económica y racional, pues sólo tiene un sentido “político” que perjudica gravemente los intereses de los millones de habitantes de los territorios situados en la periferia del Mediterráneo. Los ciudadanos murcianos -y las empresas de aquí, muy volcadas en la exportación a Europa- no deberían olvidar cuánto han tenido que pagar de más durante muchos años por llevar sus productos a los mercados de Francia, Alemania o de los países del Este a través de la llamada Autopista del Mediterráneo, una vía rápida de pago hasta que se liberó entre Alicante y Tarragona, en 2020, y entre Tarragona y La Jonquera, en 2021.

Aquellos peajes suponían un coste añadido a los productos salidos de los campos y de las fábricas de la Región de Murcia, de la misma manera que aún hoy, no disponer de conexiones ferroviarias directas, frecuentes y rápidas en todo el eje mediterráneo constituye un hándicap enorme que lastra la competitividad de las empresas de la Región.

Hace tiempo que los sectores empresariales y entidades cívicas de Murcia, así como de Andalucía, se sumaron a las demandas históricas de valencianos y catalanes para exigir al gobierno central -al que fuera- que mejorara el sistema de financiación autonómica y que incrementara las inversiones del Estado en materia de infraestructuras estratégicas.

Ha sido fundamental tomar conciencia de que no a todos los ciudadanos del Estado se les trata de la misma manera y que hay territorios especialmente “mimados” en materia de financiación e inversiones públicas frente a otros nada favorecidos por los ministerios correspondientes. Y no sólo un año o una legislatura. Y en ningún caso por un partido político en concreto cuando están al frente del Gobierno central.

Desde hace más de 70 años la discriminación de la periferia mediterránea respecto a otros territorios españoles es tenaz, pues tanto los tecnócratas de los diferentes planes de desarrollo franquistas como la UCD o el PSOE en sus diferentes etapas de gobierno, así como la derecha cuando ha ejercido el poder han impuesto criterios políticos centralistas, mesetarios y claramente en contra de las necesidades objetivas de los territorios del Estado más dinámicos, con las empresas más exportadoras y con mayor peso en el PIB: Cataluña, Comunitat Valenciana, Región de Murcia y las provincias andaluzas de Cádiz, Málaga, Granada y Almería.

El conde duque de Olivares se aprovechaba de que los valencianos “eran más muelles” es decir, menos reivindicativos y exigentes que los catalanes en la defensa de sus derechos históricos e intereses, para imponer con mano de hierro sus políticas centralistas. 400 años después siguen existiendo otros conde duque de Olivares -gobiernos de todo signo, ministros o responsables de empresas públicas y privadas-, que continúan teniendo a los vecinos de más allá del Segura, y lamentablemente también a los ciudadanos de la Región de Murcia, por “más muelles”, resignados y sin conciencia suficiente como para levantar la voz y exigir aquello que les ha sido negado durante siglos.

Ojalá este último agravio de la nueva línea Murcia-Málaga, que ni es de alta velocidad ni es directa ni ofrece mucha frecuencia sea la gota que colme el vaso de su infinita paciencia.

Alguna vez habrá que decir ¡hasta aquí hemos llegado!