La crisis en Ucrania podría disparar el precio de los alimentos

Las tensiones por el posible conflicto entre Rusia y Ucrania están entrando en un período crítico, elevando los precios de las materias primas clave para la economía mundial y aumentando la presión sobre los gobiernos, que ya luchan contra la inflación.

 

Ucrania y Rusia juntas son grandes líderes ​​en el comercio mundial de trigo, maíz y aceite de girasol, lo que deja a los importadores de Asia, África y Oriente Medio vulnerables a pan y carne más caros si se interrumpe o reduce el suministro. Eso se sumaría a los niveles de precios actuales de productos básicos, que ya son los más altos en una década.

 

Ucrania es el quinto mayor exportador de trigo, con una participación del 10%. El país también tiene una participación en las exportaciones de maíz superior al 10%, así como de aceite de girasol y cebada.

 

Rusia es también uno de los mayores exportadores del mundo de los tres grupos principales de fertilizantes. Cualquier corte en el suministro puede provocar un aumento en los precios de éstos, que ya son altos, lo que afectará el rendimiento de los cultivos y provocará una mayor inflación de los alimentos.

 

Un conflicto entre Rusia y Ucrania asestará un duro golpe a Oriente Medio y el norte de África, que son el mayor consumidor mundial de trigo, pero depende de las importaciones debido a un clima seco y recursos hídricos limitados. Dentro de esta región destaca Egipto, que es el principal importador de trigo, con un 60% procedente de Rusia y casi el 30% de Ucrania.

 

Por otro lado, China, el mayor importador mundial de maíz, utilizado como alimento para cerdos, también se verá afectado, pues recibe el 30% de las exportaciones de maíz de Ucrania.

 

La región agrícola de Rusia se concentra en el suroeste, cerca de la frontera con Ucrania, mientras que el trigo y el maíz ucranio se cultivan principalmente en la parte central y sur del país.

 

Si estallara un conflicto, podría dañar todas las zonas agrícolas y afectar a los envíos desde los puertos del Mar Negro. Además, Occidente puede imponer sanciones a Rusia, limitando así sus exportaciones.

 

La demanda mundial de trigo se ha expandido con el crecimiento de la población y la mejora de la calidad de vida impulsada por los ingresos. Sin embargo, las cosechas de trigo en Canadá y EE. UU. están a punto de disminuir debido a las altas temperaturas y el clima seco. De este modo, se prevé que los inventarios mundiales de trigo se reduzcan a un mínimo de tres años.

 

Además, en el caso del maíz, Brasil es el segundo exportador más grande del mundo y está experimentando un clima cálido y seco, con pronósticos de cosecha que no paran de revisarse a la baja.

 

El aumento de los precios de los alimentos, agravado por el repunte del petróleo, se traducirá en una mayor presión inflacionista al alza. Es probable que los bancos centrales respondan con medidas políticas más estrictas, lo que corre el riesgo de paralizar la economía mundial que aún se está recuperando de la pandemia.