Mi nombre es Raquel Ibáñez Campos. Nací en Caravaca de la Cruz y crecí en Lorca, aunque ya hace diez años que vivo en Murcia. Decidí emprender con casi 22 años cuando acabé mis estudios de Grado en Logopedia. Para quien no conozca esta profesión, la logopedia es la disciplina sanitaria que ayuda a personas de cualquier edad a solventar problemas del lenguaje, el habla, la voz, la musculatura facial, la masticación y la deglución. Volviendo a mi trayectoria profesional, en el año 2013, tras un par de años de bromear con tener nuestro propio negocio, tres logopedas con ganas de cambiar el panorama de la logopedia en la Región, nos embarcamos en el proyecto de crear una clínica donde se trabajara con la evidencia científica y con enfoques terapéuticos actuales. Fue así como surgió la Clínica DRM, donde hoy, además del servicio de logopedia contamos también con el de psicología, para poder trabajar en equipo y dar una respuesta más completa a los problemas de la población murciana. El hecho de ser tres logopedas nos permitió especializarnos en determinadas patologías. Yo elegí el área de tartamudez, pues son pocos los profesionales que pueden dar respuesta efectiva a las necesidades de este grupo de población. La tartamudez se convierte en un problema social y emocional que puede llegar a ser muy grave y que limita las actividades cotidianas de la persona que la padece.
Estar al frente de una empresa te lleva a asistir reuniones de networking y a relacionarte con gente de tu sector. Fue en una de estas reuniones de empresarios donde conocimos al presidente de AJE, hace ahora casi dos años. Él nos habló de la asociación (yo hasta entonces no sabía en qué consistía exactamente) y nos invitó a una de las cenas que se organizan mensualmente. Allí encontramos todo tipo de empresas concentradas en un mismo espacio. Aparentemente no había nada que coincidiera en nuestros negocios, pero tardamos poco en darnos cuenta de que todos teníamos algo en común: éramos empresarios jóvenes y nuestras preocupaciones eran básicamente las mismas. Por otro lado, las formaciones, jornadas y diferentes eventos que se organizan a través de AJE son verdaderamente útiles para el desarrollo de nuestra empresa. Saber que más gente se enfrenta a diario con los desafíos que también nosotras encontramos, aprender de aquellos que han ido creciendo hasta límites insospechados, saber qué obstáculos y facilidades han ido encontrando, y compartir experiencias ayuda a crecer tanto a nivel personal como profesional.
A todos aquellos que nos estén leyendo y que decidan empezar la gran aventura de emprender tienen que tener en cuenta que los primeros años requieren mucha paciencia y normalmente también un buen colchón económico. Además es importante contar con buenos profesionales que sepan asesorar y guiar para que se puedan tomar las mejores decisiones en el comienzo, por ejemplo, preparar requisitos para conseguir alguna subvención puede significar una gran diferencia al empezar un proyecto desde cero. Hay que ser cautelosos a la hora de elegir socios, pues la idea es que te acompañen toda la vida y para ello deben tener las mismas expectativas de negocio y metas a alcanzar. Por encima de todo esto hay que tener presente que, aunque a veces haya momentos difíciles, nunca podrán superar la satisfacción de ver hecho realidad el proyecto que un día creíste posible.