sábado. 27.04.2024

Necesitamos O2

El oxígeno es el elemento fundamental para la vida. Y los empresarios nos estamos quedando sin él. Así que es tiempo de actuar. Y de ser eficientes. De actuar ante la crisis sanitaria que tenemos como consecuencia de una pandemia salpicada en nuestro caso de una dosis de improvisación y ante la que ya no nos cabe poner más que tratamiento, porque el tiempo de la prevención ya pasó; de actuar ante una crisis económica, consecuente a la anterior, que preocupa a empresarios y empleados y que ya ha empezado a tener un efecto demoledor. Es tiempo de actuar antes de que sea tarde. Antes de que España se nos caiga a pedazos.

 

Porque los empresarios, cuando se nos ha llamado, hemos estado. A veces, incluso, sin llamarnos. En momentos más fáciles y, ahora, en los más difíciles. La solidaridad de los empresarios perfunde en estos momentos tan duros en ejemplos como la entrega de material sanitario, incluso diseñándolos ante la incapacidad de importarlos, como muestra de la capacidad de innovación que tenemos junto a nuestras universidades, institutos de investigación o centros tecnológicos; de hoteles que se transforman en hospitales o de material de entretenimiento que se ha adaptado en tiempo récord para los más pequeños que deben estar confinados en sus casas.

 

Por eso, en estos momentos de crisis, los empresarios necesitamos sentir también el aliento del Gobierno de España. Sentir que el Gobierno que se preocupa y que se ocupa de nosotros; que está con nosotros, al unísono, defendiendo lo que más nos preocupa: las personas que trabajan en nuestras empresas, que son también parte de nuestras familias.

 

Estamos viviendo en nuestras empresas (grandes empresas, pymes y autónomos) con gran preocupación el día a día de esta pandemia, pero también el futuro que nos espera. No hablamos salido aun de una crisis que devastó nuestro sistema económico y empresarial cuando, de repente, nos encontramos con este mazazo salpicado de incertidumbre, del que no somos capaces de medir bien ni su dimensión ni su duración ni sus consecuencias. 

 

Y aún más grave en el caso de empresas que no están digitalizadas, por lo que no pueden aplicar el teletrabajo o trabajadores que no tienen las infraestructuras necesarias para poder desarrollar su actividad en casa. O empresas que se ven abocadas a cerrar porque así se lo exigen las acertadas medidas sanitarias que han tomado las autoridades pero que requieren de una intervención inmediata del Gobierno para poder llegar a final de mes y no echar definitivamente la persiana.

 

Por eso necesitamos el aliento para poder avanzar en estas duras semanas mientras dure la pandemia. Necesitamos un plan económico valiente, agresivo, dirigido a fortalecer una debilitada oferta sin olvidar que también se ha generado un shock de demanda por un consumo dirigido casi exclusivamente a los artículos de primera necesidad.  Ahora más que nunca es tiempo de bajar los impuestos para generar una actividad económica que disminuye día a día. 

 

Y junto a las medidas anunciadas por el Gobierno necesitamos medidas extraordinarias dirigidas a unos autónomos cuyas cuotas, impuestos y cotizaciones a la seguridad social, cuando deban abonarse, sean  proporcionales a los ingresos; unos módulos en el IRPF que se reajusten por los meses de cierre; o un aplazamiento en el cobro del IVA o en el pago de unas cotizaciones de la seguridad social que debería ser bonificada durante estos meses; o con unos avales para Pymes y autónomos de la dimensión que se requiere para una situación como la que vivimos, que cubran el 100% de la financiación  y que no penalicen operaciones de refinanciación. La liquidez de empresas y autónomos deben estar garantizadas y es urgente para evitar más aun el deterioro del sistema productivo.

 

Empresas que necesitan registrar en Expediente de Regulación Temporal de Empleo con una incapacidad material de la administración de atenderles por lo que es prioritario en estos momentos reforzar la administración en este sentido, y que debería venir acompañado de medidas como el aplazamiento en el pago de los impuestos, incluyendo el IRPF, en un intento de facilitar el trabajo de gestores y de la propia administración tributaria.

 

Porque en definitiva y más en estos momentos, al igual que las Ucis necesitan urgentemente respiradores para atender a los pacientes, nosotros necesitamos que disminuya la carga tributaria para tener el O2 que necesitamos. Ese es nuestro único respirador en estos momentos de recesión.

 

Estos días, nuestras ciudades y nuestros pueblos se han llenado de héroes anónimos. Se ha llenado de “los que no se pueden quedar en casa” porque son indispensables para que siga latiendo el corazón debilitado de nuestra nación: sanitarios, farmacéuticos, transportistas, cajeros, agricultores, periodistas a los que solo podemos expresar nuestra gratitud por su ejemplo y generosidad. Y detrás de muchos de ellos, hay empresas grandes, medianas y pequeñas que necesitan ayuda ahora más que nunca.

 

Y cuando la calma vuelva a nuestras calles y plazas será el momento de evaluar los daños y trazar estrategias a corto, medio y largo plazo para restaurar el tejido empresarial. Somos muchos los que confiamos en que la recuperación tiene que venir de la mano de una inmersión sin retorno en el mundo digital, en el universo 4.0, para lo que necesitaremos de nuestras agencias de investigación y de innovación y, de la mano de la colaboración público-privada, un empuje definitivo hacia las tecnologías emergentes y disruptivas como el Deep learning, blockchain o el big data para el análisis certero y la toma adecuada de decisiones.

 

Vivimos una pandemia de la que estábamos advertidos. Y llegamos tarde para estar preparados. La crisis económica consecuente a la pandemia ya está tocando a nuestra puerta y entrando a nuestras empresas. El Gobierno no puede dejar morir a sus empresas. Por eso pedimos sentir su aliento. No volvamos a caer en los errores de la improvisación y escuchen a los empresarios de este país.

 

No podemos rendirnos ante la adversidad como decía el político murciano Saavedra Fajardo. No nos vamos a poner de su parte. Pero necesitamos el aliento del Gobierno en estos momentos en el que todos debemos estar a una. No nos defrauden.

Necesitamos O2