domingo. 28.04.2024

Fase 4 post Covid19: ¡¡Ilusión, pijo, ilusión!!

Me voy a grabar en la mente el "¡¡Ilusión, pijo, ilusión!!" de Arturo Rubio, enfermero deportivo del Real Murcia, cuando habla del club de sus amores y su delicada situación económico-financiera y es que, sin duda, vamos a necesitar muchas dosis de ilusión para salir adelante por lo que nos viene de camino a los negocios tras la emergencia del Covid19 y la amenaza de que no termine de irse del todo en bastante tiempo.

 

Cierto es que de ilusiones no se vive, pero ayuda y mucho, sobre todo si esa ilusión la transmite el entorno y principalmente la trasmiten desde el Gobierno a la hora de tomar medidas adecuadas para levantar la economía, con miedo no se llega a ninguna parte, especialmente con el dinero, que es muy miedoso

 

Lo primordial en este momento es rebajar impuestos y cotizaciones sociales a las empresas, que la escasa liquidez disponible vaya a sueldos y a producir, ningún gobierno sensato podría subir impuestos en un momento como este, sufriendo una importante contracción de la economía, que ha llegado de forma violenta y amenaza ser profunda, lo último que necesitamos es incrementar la carga fiscal, sólo se conseguiría ahogar aún más a las empresas y el efecto sería el contrario al deseado, menos negocio, menos empresas, menos sueldos, menos consumo, menos recaudación

 

Todos los análisis en relación al impacto de la crisis económica y del desempleo a corto plazo apuntan a un acusado descenso cercano al 10% del PIB y tasas de paro que pueden estar en torno al 20%, cifras realmente alarmantes que poco ayudan a mantener el optimismo, con lo cual se hace aún más importante el poder activar al consumidor, activar a empresarios y a inversores o de lo contrario, si el pesimismo se propaga, se ahorra más que se consume y el dinero no circula, se agravará la situación, corriendo el riesgo de convertirse en círculo vicioso

 

La consultora EY Parthenon ha realizado el estudio 'Deconstruyendo al consumidor' en el que a partir de una encuesta a más de 2.000 consumidores analizan los cambios en los hábitos de compra y consumo consecuencia de la crisis Covid19 a corto plazo, fruto del cual se deduce con datos concretos en qué medida llega a crecer el previsible deterioro de la confianza en el consumidor

 

En torno a 2/3 de los encuestados piensan que esta crisis afectará de forma muy importante y la salida será problemática y a largo plazo, un 10% ya han perdido todos sus ingresos y sólo un 40% tienen previsión de mantener su nivel de vida, estando especialmente afectados los autónomos, que en sus 3/4 partes tienen dificultades para mantener sus negocios abiertos y son muy pesimistas

 

Los cambios también llegarán a la forma de comprar y consumir, aunque no de la forma que muchos esperan y aquí las administraciones tendrán que intervenir intensamente para facilitar el incremento del consumo, el 70% de encuestados afirma que cambiará la forma de socializar, restringirá los encuentros más a su círculo de confianza, con menor asistencia a eventos, sin embargo, las medidas preventivas como limitación de aforo y uso de mascarillas tienen una percepción positiva en hasta el 90%, aceptando incluso la posibilidad de uso de pasaporte sanitario o apps de geolocalización en un 70%

 

La perspectiva del consumidor indica que mantendrá su gasto en lo imprescindible durante los próximos meses, alimentación, hipoteca o alquiler, suministros..., pero limitarán otros gastos en los que se pueda ajustar y directamente prescindirán en gran medida de vacaciones u ocio, hasta un 50% dan por perdidas las vacaciones y un 10% cambiarán por turismo nacional sus planes de viajar al extranjero, contra un 9% que si lo harán, hasta 1/3 reducirá su gasto en restauración y un 50% reducirá o suprimirá el ocio nocturno, con mayor incidencia en cuanto al recorte de gasto en autónomos, desempleados y afectados por ERTEs. 

 

Por otra parte estará el factor sanitario y aquí la ilusión, la confianza, debe tomarse por la parte de la seguridad del consumidor en no tener problemas, condicionará el consumir o no consumir el poder hacerlo de forma relajada y sin temor, se volverá a ir de compras, a tomar algo a una terraza o a usar el transporte público, pero será complicado volver sin reticencias a los locales de copas, viajar en avión o en tren, alojarse en un hotel o asistir a eventos si no se tiene la capacidad de asegurar la seguridad sanitaria y este será un trabajo conjunto de empresariado y administraciones para llegar a ofrecer la tranquilidad necesaria al potencial consumidor mientras no se tenga una vacuna que ofrezca garantía total.

 

Comentaba anteriormente que habrá cambios en los hábitos de consumo y en la forma de trabajar, pero no del modo esperado, es dudoso que el teletrabajo triunfe, antes de la crisis sólo un 7% de empresas tenían la capacidad de hacerlo y ante el incremento de este se refieren situaciones estresantes, bajada de rendimiento, trabajo que no termina, ayudando en poco a que la apuesta por esta modalidad de trabajo sea firme.

 

Tampoco será el momento del comercio electrónico como opción mayoritaria, podrá incrementar el porcentaje del 2% de partida en venta online sobre el total, pero no fidelizará, es dudoso que pueda llegar a ganarse la confianza del consumidor de forma masiva, ya que el incremento forzado del consumo por este canal de venta ha mostrado en su crudeza todas las costuras que señalan de forma evidente sus muchos defectos, tanto para el vendedor que debe asumir determinados costes que hacen inviable que pueda competir adecuadamente, como en el consumidor que ha visto como se producen demoras importantes en las entregas, tiene dificultades para poder efectuar cambios y devoluciones y la supuesta agilidad que ofrece el ecommerce no es tal. 

 

Sin embargo, por otra parte, los servicios llamados delivery para comprar comida a domicilio e incluso el take away de comida para llevar tendrán un importante incremento, tras el retroceso derivado del momento más agudo de la emergencia sanitaria, afirmando un 80% de encuestados que aumentarán el consumo por esta vía, máxime si vemos como restaurantes punteros se han incorporado para acceder a gastronomía de primer nivel de forma sencilla, accesible y con entrega muy eficaz, lo cual dota de un gran atractivo a este formato, probablemente y esta es una opinión personal, tenga que ver mucho el éxito del delivery gourmet con el gusto por la buena cocina de fuera, pero en casa, que previamente a la crisis tuvo un importante incremento de los servicios de chef en casa.

 

Los datos y las perspectivas no son halagüeñas, cierto es, pero no todo está dicho, el desempleo, la falta de dinero y la inseguridad claramente no serán aliados, pero sin duda de nuestro lado estarán el talento, imaginación, innovación, tecnología y las apuestas decididas por el cambio y por ponerlo fácil al potencial consumidor, sepamos utilizar nuestras herramientas y saldremos triunfadores.

 

Quedarse quieto no es una opción y en lo que respecta a nuestro ámbito más cercano, en la Región de Murcia, contamos con muchos factores aliados, como lo son el hecho de ser Huerta de Europa, una región exportadora, potencia en materia agrícola y en ganadería porcina, punteros en la industria y tecnología agroalimentaria, además, tanto turismo, como construcción, tan importantes en nuestra región, deben verse favorecidos por la pequeña incidencia de la Covid19 en nuestra región, hasta el punto de ser considerado por la Comisión Europea como uno de los territorios con menor riesgo para el turismo, recomendado para disfrutar de unas vacaciones seguras.

 

Por tanto, si hay empleo y dinero disponible, tendremos que facilitar que se disfrute con el consumo, favoreciendo al pequeño comercio y los micronegocios frente a otras fórmulas, apoyando el desarrollo tecnológico adecuado, gestionando para que el empresario se dedique a su negocio y no a gestionar herramientas que le son desconocidas, ofreciendo vínculos empresariales que ofrezcan el atractivo y las ventajas del conjunto frente a la gran superficie y la venta online barata, llevando la experiencia del servicio en tienda a la red y viceversa y en definitiva, usando todos nuestros recursos e imaginación para revertir la situación, con ilusión siempre y que no falte.

Fase 4 post Covid19: ¡¡Ilusión, pijo, ilusión!!