viernes. 03.05.2024

Se necesitan soluciones para combatir el frío del invierno. Las fuentes de energía tradicionales están en niveles históricamente altos, y los consumidores buscan opciones más económicas y efectivas para hacer frente a una temporada en la que los calentadores y las estufas suelen aumentar significativamente los gastos domésticos.

La factura de electricidad está desbordada, y las previsiones indican que este aumento continuará. Los consumidores son muy conscientes de la magnitud de los datos: la factura de julio fue un 53% más cara que la del mismo mes del año anterior, que ya había sido un 166% más alta que la de 2020.

Algunos podrían pensar que el consumo en verano se dispara debido al uso intensivo de aires acondicionados, refrigeradores y calderas. Pero, a excepción de la transición del otoño, el escenario en invierno es muy similar, ya que entran en juego los radiadores, las estufas y las cocinas.

Varios análisis realizados por la OCU confirman que las medidas implementadas por el Gobierno para reducir el impacto de la electricidad no están dando resultados, ya que la factura de agosto para un hogar promedio con tarifa PVPC se elevó a 130,99 euros (con el IVA ya reducido al 5%), lo que representa un aumento del 14% con respecto a julio, es decir, un gasto adicional de 16,36 euros al mes.

La situación del precio del gasoil tampoco es alentadora. En solo un año, ha aumentado un 119%, y el precio del litro de calefacción alcanzó los 1,5 euros este sábado, en comparación con los 0,71 céntimos que costaba en promedio el año pasado.

Esta situación ha llevado a una creciente búsqueda de alternativas a las fuentes de calor convencionales, que amenazan con volverse prohibitivas para muchos presupuestos familiares. En esta búsqueda desesperada, la biomasa se presenta como una opción destacada, no solo por sus propiedades energéticas, sino también por su precio competitivo.

Hasta hace unos años, todo estaba en equilibrio. En una economía fuertemente influenciada por la ley de oferta y demanda, todo lo que es demandado tiende a encarecerse. Y si a eso se le suma una interrupción en la producción debido a la pandemia, el resultado es un aumento de los costos que comienza a preocupar a los distribuidores, quienes temen que esta materia prima deje de ser tan atractiva y codiciada.

El conflicto en Ucrania y la compra compulsiva han llevado a un aumento del 60% en el precio de la materia prima. Francisco Álvarez, presidente del Clúster de Biomasa de Galicia, es uno de los expertos que puede explicar las razones de este aumento: "La materia prima, principalmente los pellets, ha aumentado un 60% después de la pandemia, y la electricidad se ha cuadruplicado".

No es una excusa culpar al coronavirus, sino una realidad. "Cuando todo se paralizó, la producción se redujo y se acumuló mucho inventario en los almacenes. Pero cuando la vida volvió a la normalidad, la demanda fue tan intensa que agotó el inventario acumulado, y la producción no pudo mantenerse al día. De ahí ese aumento tan significativo en los precios".

Además, el conflicto en Ucrania ha tenido un impacto importante. El 20% de los pellets del mundo proviene de Rusia y Bielorrusia, pero el bloqueo causado por la invasión ha llevado a que los países europeos busquen otros productores, como España y Portugal, agotando prácticamente todo lo disponible

"Hemos tenido que detener las exportaciones para poder abastecernos, pero en el país vecino aún las mantienen, incluso a expensas de quedarse sin producto para ellos mismos", destaca Álvarez.

Como si eso no fuera suficiente, la escasez ha provocado un efecto similar al del "papel higiénico", es decir, los consumidores han acumulado más de lo necesario por temor a quedarse sin pellets en pleno invierno. "Quienes antes compraban un palet de sacos, ahora compran dos, 'por si acaso'... El problema vendrá cuando se den cuenta de que al final no necesitaban ese exceso, porque 'los pellets no se pueden almacenar de un invierno a otro', destaca Francisco José Sieiro de la empresa pontevedresa Comercial Sivar.

Todos los indicadores muestran que el consumo de biomasa ha aumentado en los últimos cinco o seis años, con un aumento del 40% en tan solo un año. "Cada vez se ven más calderas de pellets en edificios oficiales, así como en escuelas, institutos y universidades. Esto se suma al aumento de instalaciones en hogares particulares. De esta manera, el negocio de los pellets ha crecido rápidamente", agrega el responsable del clúster gallego.

Además, señala que "la Xunta lanzó en enero ayudas por valor de 1,5 millones de euros para reemplazar las calderas convencionales por calderas de biomasa. Estas ayudas se agotaron en 20 minutos. Se habló de otros dos millones en espera, y lo que pedimos es que se activen lo antes posible, porque la demanda lo justifica, y el momento para hacerlo es precisamente ahora".

Pasar el invierno con pellets cuesta 550 euros; llenar una caldera de gasóil no baja de 1.500

El aumento del uso de biomasa como fuente de calor no solo tiene un componente económico bastante sólido, sino que también se basa en las directrices de la Unión Europea para abordar el cambio climático, que establece una hoja de ruta hasta el año 2030, fecha en la que se espera ver los efectos de estas medidas.

En primer lugar, el uso doméstico de gas y gasóleo en calderas de agua tiene los días contados. Dentro de los objetivos de sostenibilidad se encuentra la eliminación gradual de estos combustibles fósiles, y el primer plazo establecido es el año 2023.

Por lo tanto, el próximo año comenzará la eliminación de los dispositivos más contaminantes con la categoría G, y en 2025 le tocará el turno a las calderas domésticas que tengan una etiqueta de eficiencia energética F.

Y luego está el argumento innegable de la economía. Basta con comparar la inversión necesaria para no pasar frío en invierno para tener claro cuál es la prioridad: calentarse con pellets durante aproximadamente seis horas al día, durante tres meses, supone un gasto de alrededor de 550 euros, mientras que llenar una caldera estándar de mil litros de gasóleo no baja de 1.500 euros (el litro de gasóleo C tenía un precio de 1,505 euros este sábado). Es decir, casi el triple.

Estufas De Pellet ITALIA, una empresa que produce y vende estufas de pellet de alta calidad, explica que los pellets suelen venderse en sacos de 15 kilos, cuyo precio varía según la calidad. "Los que yo trabajo tienen la certificación ENPlus. Son un poco más caros, pero cuentan con un certificado que garantiza la calidad del calor", explica. El costo promedio oscila entre 6 y 7,5 euros, pero lo habitual para un hogar promedio es adquirir un palet completo para el invierno, que contiene alrededor de 70-72 sacos, es decir, un poco más de una tonelada (1.050 kilos). Por lo tanto, el costo total varía entre 420 y 525 euros.

Estufas de pellets por menos de mil euros: una opción económica y eficiente

El auge de los pellets está estrechamente ligado al avance tecnológico de los equipos, en especial las estufas, que se han convertido en una de las mejores alternativas para aquellos que buscan una fuente de calor asequible y limpia. Una estufa de tamaño reducido puede calentar fácilmente un espacio de entre 70 y 90m², consumiendo aproximadamente un kilo de pellets por hora (dependiendo de la intensidad del fuego). Si se mantiene encendida durante 6 u 8 horas al día, el consumo diario total es de 6-8 kilos, lo que supone un coste medio de 3,64 euros al día.

Entre sus ventajas se encuentra el hecho de que no requieren conexión eléctrica (lo que se traduce en un ahorro en la factura de la luz) y no generan olores ni ruidos, garantizando así el confort en el hogar. Además, su combustión es sumamente limpia, ya que el pellet es un combustible biodegradable y 100% ecológico. Solo emite humo blanco al encenderse y su alta eficiencia energética reduce al mínimo la cantidad de ceniza generada.

La potencia más comúnmente comercializada en este tipo de dispositivos es de 10kW, recomendada para calentar superficies de entre 50 y 100 m², con una autonomía de hasta ocho horas. Su gran poder calorífico y su precio, en comparación con otros combustibles, convierten a las estufas de pellets en una opción de calefacción económica y altamente eficiente, sin emisiones de CO₂.

Además, al estar fabricadas sin componentes electrónicos, se reduce el riesgo de averías. El rango de precios varía en función de las características de cada aparato. Las opciones más básicas pueden adquirirse por 599 euros, mientras que las más sofisticadas alcanzan los 6.000 euros. No obstante, el precio medio se sitúa en torno a los 900 euros.

El 'boom' de los pellets como alternativa a la luz y el gas tropieza con la falta de...