domingo. 05.05.2024

Dermis, epidermis e hipodermis; blanca, oscura, morena o lívida; seca o hidratada; con pecas o rojeces… nuestra piel es uno de nuestros sellos más identificativos. El órgano más extenso del cuerpo humano y el más vulnerable de todos, ya que se encuentra en pleno contacto con el exterior.

 

El Sol, el tabaco, la humedad, la contaminación, la alimentación, el estrés o el sueño afectan directamente a la misma. Y es que una piel tersa, limpia e hidratada, ya no es solo sinónimo de belleza; sino también de salud.

 

De hecho, tanto en la salud física como en la salud mental, la piel va a ser el reflejo de nuestro espejo interior. Además, la piel nos regula la temperatura corporal y sirve para producir la vitamina D, tan importante para los huesos y músculos.

 

De ahí que la importancia de cuidar la piel sea tan fundamental. 

 

Algunos problemas en la piel

No obstante, tal y como se apuntaba anteriormente, este órgano se encuentra más expuesto que el resto a todo tipo de agentes externos. Sin duda, el Sol es una de las amenazas más directas en la piel; sobre todo, en aquellas personas con la tez más clara, las cuales son más propensas a quemaduras. 

 

Pero es que la piel puede presentar diferentes problemas y/o enfermedades:

  • Heridas
  • Ampollas
  • Acné
  • Psoriasis
  • Quemaduras
  • Eccema
  • Dermatitis atópica
  • Urticaria
  • Infección por hongos
  • Impétigo
  • Vitíligo
  • Piel rosácea

 

E, incluso, existen enfermedades muy serias como el cáncer de piel (el cual, por desgracia, a veces es letal) y también otras raras como la piel de mariposa. Esta última se caracteriza por la fragilidad de la piel (llena de heridas y ampollas, que necesitan varias curas al día), la cual les imposibilita tener una vida normal.

 

Como se puede apreciar, son muchas las afecciones que pueden dañar nuestra piel. Y, para su remedio, es necesario realizar unos estudios especializados en el cuidado y la salud de nuestra piel. De este modo, la escuela de negocios de Euroinnova ofrece un máster dermatología estética, así como un máster en cosmética y dermofarmacia. Una formación completamente online y de una gran calidad educativa.

 

Dermatología o medicina de la piel

Por otro lado, la dermatología es la rama de la medicina que se ocupa del tratamiento de las afecciones y las dolencias, relativas a la piel. 

 

Para ser dermatólogo, además de estudiar durante 6 años el grado en medicina, es necesario presentarse al MIR (Médico Interno Residente) y optar así a la residencia en dermatología.

 

Este profesional sanitario está presente tanto en la Sanidad Pública como en la Sanidad Privada, de ahí que sus salidas laborales sean multitudinarias. Los dermatólogos son uno de los médicos más demandados en el sector salud.

 

Otras salidas profesionales: la dermocosmética

Sin embargo, no solo los médicos dermatólogos se encargan del cuidado y del tratamiento de la piel. Existen otros profesionales como los del sector de la belleza, los cuales se asesoran directamente de los primeros.

 

Nos referimos al sector de la dermocosmética.  A diferencia de la cosmética tradicional (basada en productos de higiene y de embellecimiento), la dermocosmética proporciona todo lo anterior, pero con la seguridad de que esos productos sanean la piel.

 

Es decir, un producto dermocosmético sería un híbrido entre un medicamento y un cosmético ordinario. De hecho, el control de los productos dermocosméticos, utiliza los mismos estándares de calidad y eficacia que un fármaco.

 

Asimismo, se tratan de productos hipoalergénicos; por lo que se garantiza una salud dérmica, una salud para la piel.

 

Tanto la dermocosmética como la dermatología buscan lo mismo: el cuidado y la salud de la piel.

¿Por qué cuidar la piel?